Victor Wembanyama, el niño francés que alucina a la NBA

En estos tiempos en los que los jóvenes talentos tardan poco en salir a la luz de las redes sociales, todas las franquicias de la NBA conocen a Victor Wembanyama, un prodigio francés de 16 años, 2,19 metros de altura y 2,31 de envergadura… que aún está en crecimiento. Restan unos días para que se celebre el draft de 2020 y él ya es el gran favorito para ser el número 1 en la edición de ¡2023!, la primera a la que por edad se podrá presentar. “Puede decirse que es el mejor proyecto de jugador que hay en el mundo independientemente de la edad”, asegura Mike Schmitz, especialista del draft de ESPN.

Hace ya tres años que los ojeadores de la NBA siguen la pista a Wembanyama, un unicornio de ésos que se dejan ver en contadas ocasiones. Pese a su altura, corre la pista de manera increíble, tiene muy buena mano, es un privilegiado técnicamente, tapona con gran facilidad y juega en posiciones exteriores. “Tiene una destreza y una técnica extraordinarias para un jugador tan alto. Hace pases sin mirar, dribla y tiene una gran visión del juego“, cuenta Pascal Donnadieu, entrenador de su equipo, el Nanterre 92.

Nacido en Le Chesnay, un pueblo a 20 kilómetros de París y cercano a Versalles, Wembanyama probó como portero de fútbol y practicó judo, pero el baloncesto siempre estuvo presente en su vida. Su madre jugó en el Stade Français y le guio en sus primeros pasos entre canastas a los cuatro años. Su padre fue saltador de longitud, alcanzando los 7,41 metros como mejor marca. Su hermana, Eve, milita en el ASVEL y fue campeona de Europa U16 en 2017. Su hermano, Oscar, se decantó por el balonmano. Los increíbles en versión francesa.

A los 10 años, el prometedor Victor, que ya se acercaba al 1,90, recaló en el Nanterre 92, donde tienen tacto con los jóvenes. Allí han ido puliendo la joya a pesar de las tentaciones del exterior. Nunca le han faltado ofertas. Probó con el Barcelona en la Minicopa ACB de 2018, pero decidió regresar a casa. “Por el momento no me interesa el aspecto financiero. Estoy en la fase en la que necesito progresar lo máximo posible. Manejar el dinero no es mi responsabilidad, sino de mis padres“, comentaba con madurez en una entrevista en L’Equipe.

El octubre de 2019 se convirtió en el segundo jugador más joven en debutar en la Eurocup. Tenía 15 años, nueve meses y 25 días. Disputó tres minutos a lo largo de dos partidos en los que ni llegó a lanzar a canasta. En febrero de este año, en el Adidas Next Tournament de Kaunas, con jugadores dos años mayores, promedió 15,8 puntos, 12 rebotes, seis tapones y 30 de valoración. Su equipo, sin embargo, fue aplastado por el Joventut en la lucha por la tercera plaza.

Esta temporada, gracias a un contrato especial que permite la Federación Francesa para sus mejores proyectos, disfruta de una doble licencia que le da la posibilidad de jugar tanto con el Nanterre 92 como con el Pole France, equipo de la Nationale Masculine 1. Con su equipo sólo ha jugado un partido en la Jeep Elite. Con los juniors, con los que va sobrado, promedia 15,5 puntos, 16 rebotes y 5,5 tapones. Y en su debut en la que sería la tercera categoría del baloncesto galo, con jugadores que le doblan la edad, se estrenó recientemente con 22 puntos, 10 rebotes, siete tapones y 32 de valoración.

Esas estadísticas, sin embargo, impactaron menos que un vídeo subido a las redes sociales en el que se ve a Wembanyama entrenando junto a Vincent Poirier, jugador de los Celtics, y Rudy Gobert, pívot de los Jazz y mejor defensor de la NBA en las dos últimas temporadas, al que supera en algunas acciones. Eso sí, con sus 95 kilos poco puede hacer en defensa. “El trabajo más grande que me queda es mejorar el físico”, reconoce. Aunque tampoco debería ganar demasiado músculo si no quiere perder algunas de las cualidades que le hacen tan especial. Comparte unas cuantas con Kristaps Porzingis, uno de sus ídolos. También se fija mucho en el citado Gobert, en Kevin Durant y en Giannis Antetokounmpo, “que no tienen un juego estereotipado”.

Con los pies en el suelo y la cabeza fría, el prodigio galo tiene dos objetivos: “Estar con la selección absoluta en los Juegos de París en 2024 y la NBA, que por supuesto me atrae”. Wembanyama reconoce que “el draft es una meta, pero no se puede planear tan a largo plazo. Está tan lejos que ahora mismo es ficción. Mi objetivo no es ser el número 1, sino ser el mejor jugador posible en la NBA”. Aunque advierte: “Mi objetivo siempre es ganar todo sin excepción. Ese deseo de ganar es natural. Odio tener a alguien por encima de mí“. Veremos si en 2023 alguien es elegido por delante de él.